20100224

El amor no tiene lugar en el infinito

Caminaba por las calles del Centro Hundido de Posmópolis. Cada vez que podía iba a la tienda de libros usados del Escritor sin Cabeza. Aquel día, al salir de la tienda, frente a mí, interrumpiendo mi paso, un par de bolsas de plástico daban vueltas en un leve remolino de viento. Entendí lo que significan los encuentros amorosos en Posmópolis: somos tan ligeros como bolsas de plástico, pero tenemos el suficiente peso para contener lo que sea, lo que suceda y en ocasiones chocar, y en otras rozar, pero nunca fundirnos porque el amor es aproximativo aunque en este momento lo sienta en lo más hondo de mi vacío, el amor es alrededor, borde, periferia, rodea, acaricia, pero no concede, colma. No tiene lugar en el infinito.

20100220

Posmópolis será triunfante

Los fundadores nos enseñaron la parte más vital de Posmópolis: el amor y la palabra. Entonces ahí, en la esquina de las dudas y del tiempo, Posmópolis será triunfante. Después de la batalla caminaremos sobre el agua y entonces nos ahogaremos. En ese momento de disposición, de dejar el cuerpo, Posmópolis ya es triunfante: nuestro cuerpo es un texto inconcluso.

20100218

En el principio estaba muerto.

El discurso, desde su origen, está marcado por la inconclusión: ahí donde las palabras encajan el discurso muere cada día. Abierto al horizonte, a la contaminación pero muriéndose cada día. El texto, como organismo vivo que resultar ser, decae diariamente (...)

Entonces el Muchacho de los Ojos Tristes y el Mostro de Posmópolis caminaron desde la tierra prometida y llegaron al gran lago. En medio del gran lago había un islote y un nopal sin serpientes o aguilas o cualquier otro motivo que pudiera provocar, posteriormente, un discurso abstracto. Hallaron una fiesta, piscinas topless, música hit parade y una promesa de eterna borrachera: ahí donde el discurso, pese a que también muere día a día, su muerte es desde el vértigo y no desde el derrumbe.

En la fiesta el Muchacho de los Ojos Tristes y el Mostro de Posmópolis, y demás personajes que estaban en la fiesta, entonaron su rúbrica o el mantra que matan día a día:

Posmópolis, Santísima Posmópolis.

20100217

La angostura, pero la luminosidad.

(...) y Monseñor Solís levantó las manos en señal de oración.El Muchacho de los Ojos Tristes y el Mostro salieron debajo de la tarima y con sendas cornetas anunciaron la buena nueva de Monseñor: había que ir al Sur de Posmópolis, pese al dolor de corazón: cuando la angostura es rozada por la luminosidad ahí sucede nuestro momento más efervescente.

20100214

Depuesto aquí. Autobiografía del Muchacho de los Ojos Tristes.

Me perdono de mis crímenes porque me resulto entrañable: depuesto aquí: en la sombra abstracta y en la lucidez concreta. Al mismo tiempo, estando entre sí, en todos mis contrastes. La víscera. La ternura. Arrojado ahí y en mi propio camino: contradiciéndome, recorro contrapuntos. Soy contrasentido. Y también soy iluminación. Soy la maravilla de dios aventada, desde su metafísica, al mundo. Soy tachado, pleno, pero criptográfico. Él, dios, sonríe cuando me ve pensar, andar, recorrer las contradicciones diarias.

Sin embargo, no soy un péndulo. No voy de la angostura al horizonte. De lo ruin a lo sublime. Paria y al instante: amante. Soy un temblor. Una indecisión después de la hora. Estoy en contra de la productividad y soy un defensor del ocio y del tiempo perdido aunque libre. Sueño, amo, lastimo, confundo, alivio y luego existo. Vacilo aquí y ahora: tengo intención, soy circunstancia. Apunto: también soy deseo. Amor. Poder. Miedo. Y hace algunos años decidieron que todo ello llevara un nombre: sinopsis de mi peso existencial. Soy la escritura del momento. Fragmentario, fracturado. Complejo, es decir, conecto, logro articular.

Y Posmópolis.

Queridísima Posmópolis.

20100209

¿Qué poema nuevo fuiste a buscar?

Toda geografía es un texto autobiográfico, dijo el Escritor sin Cabeza. Entonces enlistó senderos, rutas entre árboles, aeropuertos, escalas durante días, retornos eternos, vueltas, giros, lo que se trunca, lo que sangra a mitad de camino, ¿era mi huella o mi cicatriz?un jardín, el parque de nuestra infancia, varias páginas, miles de libros incompletos, avenidas, ríos, el mar, un cielo, desperdigados, retornos no eternos y callejones, rutas de asalto, emboscadas, río san juan esquina río orinoco, la noche, nuestra noche, aquella noche. La Noche. ... y siempre, por las siglas de los siglos, el Escritor sin Cabeza nunca asentó camino.

¿Qué poema nuevo fuiste a buscar?

20100208

Jornadas de la Tristeza: el verbo.

Salí del consultorio a ninguna parte:



...
Sabía que tenía que estar triste, pero antes de emprender el camino e ir hacia una dirección tuve que definir el verbo que me acompañaría: no estaba del todo seguro que transitar era la palabra. A veces el análisis nos lleva a la parálisis, por lo tanto, decidí ir hacia la dirección: la tristeza. Ahí pasé por todos los verbos, todas las formas: transité por la tristeza, transité en la tristeza, estuve en la tristeza, pasé por la tristeza como quien atraviesa los cuerpos, pase por la tristeza como quien pasa por una ciudad en cuestión de minutos. Y así un rato, en el verbo, en la palabra. El cuerpo de la existencia.

Tristeza: la primera palabra física que trajo, en su regresó, el Escritor sin Cabeza.

Y Santísima, y tristísima y física y metafísica Posmópolis.

20100204

Palabras físicas

El Loco y El Verdadero sentenciaron al Escritor sin Cabeza: sería expulsado y podría volver hasta regresar entre sus manos con palabras físicas.

Entonces, el Escritor sin Cabeza partió del Centro Hundido rumbo a la Costa. La bordeó como quien delinea la diagonal del cuerpo humano. Brincó entre barrancos. Descubrió nuevos desiertos y ahí incluyo una nueva palabra en el Diccionario Básico de Posmópolis. Nuevas geografías. Cambio de piel. Ahí donde termina Posmópolis, en ese extraño paréntesis que nos atrapa entre sucesiones de puntos, el Escritor sin Cabeza encontró las primeras palabras físicas:

"ya estaba escrito",

Y Santísima, Santísima Posmópolis...

Lluvia de hamburguesas

"Hoy es día para disponer del cuerpo: habrá, a mediodía, lluvia de hamburguesas sobre la ciudad", sentenció Monseñor Solís.

20100202

Máximas de Posmópolis: sobre el desastre.

Posmópolis ofrece panoramas discretos, espectaculares, llanos, repletos. En cada uno de ellos hay la oportunidad de sentarse y contemplar. El café pasa. Los cigarros se consumen. Los manteles vuelan hacia el río. Hay paseos apasibles donde nada perturba el orden, pero incluso en esa oportunidad debe haber desastre: ahí donde interviene nuestro trazo, nuestras palabras decorativas, los textos para el paseo, para pasar el rato, los textos absolutos, verdaderos.