20071001
Las 3257 maravillas de Posmópolis. El Lugar de las Conferencias.
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En el banco de fusilamiento, veo un público ausente y todo es pasar, todo se sucede y entonces yo no entiendo los ánimos de hacer permanecer ciertos cuadros, algunas esculturas, todos los amores.
Y entonces pensé que estas líneas que lees sería mi última conferencia a la cual titulé: Por una Historia Universal de la Desaparición. El Atentado a los Vestigios.
Esta conferencia que ahora lees, sin embargo, me llevó por toda Posmópolis. Hablé frente a todos y frente a nadie. En todas partes y en ninguna. En cualquiera de las colisiones posibles: una ambulancia que se estrella con una camioneta de mensajería.
(¿Y qué soy yo?, me preguntaba, ¿Un conferencista o un escritor de ficciones?)
Y yo tan sólo quería silencios oportunos:
(como éste que pasó)
Estuve por toda Posmópolis dando conferencias. Jamás desaparecí. Me di cuenta que en Posmópolis una forma de inmortalidad es enunciar pláticas, conferencias frente a un público ausente, donde nadie sube las escaleras a golpearme; a que les firme un libro aún sin publicar… Es la acción de la ausencia. No hay nada más luminoso que una estrella distante.
Posmópolis, Santísima Posmópolis.