En Posmópolis seguir mi deseo me costó tu palabra. Mi deseo es de naturaleza inaprensible, inalcanzable totalmente: su cuerpo tiene una apertura. Por ahí nos escapamos y nunca lo alcanzo. Me acerco hasta donde mi cuerpo y la palabra lo permitan. En el camino a mi deseo, a falta de tu palabra, hay un silencio a martillazos. Ronda el vacío. Estoy condenado a ser libre. En esta condena, en este lugar donde no tengo tu palabra, te echo de menos.
Posmópolis, Santísima Posmópolis.