20091020

Reunión anual de antihéroes

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Desde su ventana cierto sábado al año, el Máximo de Posmópolis se dejaba ver. Aplaudía. Era una convocatoria. Todos los posmopolitas deteníamos nuestro tránsito en la ciudad: algo importante estaba por suceder: la reunión anual de antihéroes (...)

En Posmópolis el problema no es la legibilidad del cuerpo, ni las largas hileras de textos que acomodan diariamente los antihéroes. En Posmópolis no hay avenidas, sólo túneles y estantes con hojas nunca engargoladas, nunca hechas libro: un cuerpo, la permanencia desperdigada.

En Posmópolis, la problemática reside en que, cada año cuando se juntan los antihéroes, no hay tiempo que perder, hay poco espacio. Solo la asfixia o el deseo de descomponer el mundo, de revolver las piezas, de dar nuevos saltos, de vivir bajo otro orden: dejar inconclusa la tarea, ir de exilio en exilio, de comunicarse entre islas, con señales de humo.

Ésta es la tragedia de los antihéroes: quedarse a media palabra y no dar noticias de su continuación. No hay fin, ni comas, sólo nociones de las pocas señales que nos dejaron. Posmópolis, Santísima Posmópolis.