20100522

Posmópolis está de luto. Para la memoria eterna de Damián Escalante.



Uno de los artífices de Posmópolis, Damián Escalante a.k.a. Uriel Vázquez a.k.a El Mostro de Posmópolis a.k.a. Antipoeta y Mago, murió el día de ayer.

Pese a la tristeza, el recuerdo es ganancia: recuerdo de su música, sus palabras y, sobre todo, su amistad a lo largo de 12 años: rodamos sobre el césped, me levantó cuando un punk me tiró en el slam, me abrazó cuando una chica me rompió el corazón y cantamos "La Célula que Explota" y "De Música Ligera".




Pata de perro desde China a Chile. Escritor. Excritor. Antipoeta y mago. Era el único que frente a una botella llena o vacía de cerveza encontraba palabras: palabras para destruir, para armar, para suturar lo imposible, lo irreparable, pero siempre estuvo lleno de existencia, excritura: vitalidad. Me enseñaste que el corazón resiste a la presión, la altura, el vértigo, que a cada rato lo atacamos. Resiste a todo menos a la vida. Me alegra saber que tu corazón está quieto, en paz. Dasein.



Yo vivía en la Ciudad de México cuando un día soñé que Damián y yo fundábamos Posmópolis. Le mandé un mensaje de texto a su celular diciéndole: "Soñé que fundábamos Posmópolis". Entonces la explosión y la contaminación que enriquece, que (re)significó nuestra amistad para siempre: hablar, además de mujeres, música y filosofía, del lugar que nos inventamos para darnos salida a muchas cosas: Posmópolis.




Es momento para el silencio y callar las palabras. Sin embargo, como dice la canción, somos una célula que explota y ésa no se apaga. He perdido a mi amigo, a mi hermano de parrandas y palabras, pero Dios ha ganado un escritor. Para la eterna memoria de Damián Escalante, mis palabras, hasta que yo aguante, hasta que a mí me toque, éste es y será tu sitio hermano, por ti llevaré la palabra POSMÓPOLIS en mi corazón, como un virus, en cada pared y en cada trazo de piel.

Y Posmópolis, Santísima Posmópolis.


el antipoeta salió del baño







después de un buen rato sacó una botella de ron de la alacena, luego una de fernet, luego una de pisco, luego una de mezcal, luego una de cachaça. las dispuso sobre la mesa al lado de un fajo de hojas en blanco.

servía una copa y tomaba una hoja, se bebía la copa y cosía la hoja a una madera, servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja, servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja, servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja, servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja, servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja, servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja, servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja, servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja, servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja, servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja, servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja, servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja,
servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja,
servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja,
servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja,
servía otra copa y tomaba otra hoja, bebía la copa y cosía la hoja,
servía otra copa y tomaba otra hoja,
bebía la copa y cosía la hoja.


cuando terminó de armar el kilométrico libro y sus ojos resaltaban estrambóticos se puso a escribir sus profecías. tomaba la tinta y pensaba una mentira, remojaba la pluma y escribía en la hoja, tomaba la tinta y pensaba en una mentira, remojaba la pluma y escribía en la hoja, tomaba la tinta y pensaba en una mentira, remojaba la pluma y escribía en la hoja, tomaba la tinta y pensaba en una mentira, remojaba la pluma y escribía en la hoja, tomaba la tinta y pensaba en una mentira, remojaba la pluma y escribía en la hoja, tomaba la tinta y pensaba en una mentira, remojaba la pluma y escribía en la hoja, tomaba la tinta y pensaba en una mentira, remojaba la pluma y escribía en la hoja, tomaba la tinta y pensaba en una mentira, remojaba la pluma y escribía en la hoja, tomaba la tinta y pensaba en una mentira, remojaba la pluma y escribía en la hoja, tomaba la tinta y pensaba en una mentira, remojaba la pluma y escribía en la hoja
tomaba la tinta y pensaba en una mentira, remojaba la pluma y escribía en la hoja
tomaba la tinta y pensaba en una mentira, remojaba la pluma y escribía en la hoja
tomaba la tinta y pensaba en una mentira, remojaba la pluma y escribía en la hoja
tomaba la tinta y pensaba en una mentira, remojaba la pluma y escribía en la hoja
tomaba la tinta y pensaba en una mentira,
remojaba la pluma y escribía en la hoja.







cuando terminó de escribir fue al baño [...]




salió, levantó el teléfono y llamó a su editor. le explicó la inminencia del futuro, los astros y el destilado de manzana. colgó.

al final de las profecías dejó un espacio en blanco, 2666 páginas para notas, profecías adjuntas, chistes o animaciones esquineras.



y con tinta sangre de la última botella escribió de epígrafe: y posmópolis, santísima posmópolis.