20100224

El amor no tiene lugar en el infinito

Caminaba por las calles del Centro Hundido de Posmópolis. Cada vez que podía iba a la tienda de libros usados del Escritor sin Cabeza. Aquel día, al salir de la tienda, frente a mí, interrumpiendo mi paso, un par de bolsas de plástico daban vueltas en un leve remolino de viento. Entendí lo que significan los encuentros amorosos en Posmópolis: somos tan ligeros como bolsas de plástico, pero tenemos el suficiente peso para contener lo que sea, lo que suceda y en ocasiones chocar, y en otras rozar, pero nunca fundirnos porque el amor es aproximativo aunque en este momento lo sienta en lo más hondo de mi vacío, el amor es alrededor, borde, periferia, rodea, acaricia, pero no concede, colma. No tiene lugar en el infinito.