20091224

Hasta entonces...

Señor Posmópolis se retira (temporalmente) . Me dirijo a una isla muy al norte de Posmópolis. Llevo conmigo la mochila, una pluma y la libreta para los apuntes tácticos y estratégicos que han de "definir" las coordenadas a seguir en Posmópolis el año que viene.

Un abrazo para cada uno de ustedes. Lo mejor para estos días y para los que vendrán en el futuro. Mucha fuerza y un gran deseo para continuar en esto: escribir, acercarnos desde nuestras casas hasta esta casa que nos hemos inventado. Hasta dentro de unos días, hasta el año que viene. Y Posmópolis...

20091222

Santísima

El inframundo (o paraíso pues casi todo es cuestión de percepciones) de Posmópolis es el interior de la escritura: su adentro. Sin embargo llegar ahí o estar ahí es un imposible. Al besarte, amarte, al hacerte el amor no puedo aprehenderte. Te me escapas por algún rincón que dejamos desprovisto. No somos lo absoluto fundido. Somos otra creación, un tercer cuerpo: cuerpo imaginario, incorpóreo, lleno, llano, repleto, infundado. Y entonces, "por las siglas de los siglos", nuestra rúbrica, aquélla: Posmópolis... Santísima Posmópolis.

20091221

Vacaciones permanentes

Tengo que ir a mi casa y esperar, en estas vacaciones permanentes, el fin del mundo. Luego ya será hora de otra cosa: irse a la palabra para vivir en la palabra, siempre y cuando tenga un interior como la casa donde permanezco en vacaciones permanentes y espero ahí el fin del mundo.

20091217

Posmópolis, Santísima Posmópolis.

Ojalá que desprenderse del cuerpo fuera tan sencillo como dejar de ver una fotografía. Posmópolis, Santísima Posmópolis.

20091214

Mi co-razón

Durante la ceremonia de inicación, el Mostro de Posmópolis me dijo: aquí, el corazón resiste la gravedad, la presión, los altibajos de la temperatura, incluso la imagen de las hojas sueltas de los mil y un libros y de las cartas catastrales perdidas de la ciudad. Todo se sutura.

Entonces me adentré en Posmópolis.

Te exploré. Leí cada uno de tus renglones, subrayé algunos de tus párrafos, los subrayé con mi memoria, con todo mi amor y aquello que llamamos virtud y torpeza. Y hay veces que uno mismo se desarticula: desde el discurso, la lógica, la estética, las coordenadas de nuestra narrativa: el punto de nuestro acento. Todo se sutura, pero para vos no tengo las armas, me ganas, me vences. En Posmópolis todo se sutura excepto, quizá, el origen de una herida real.

20091208

Demoliciones de Posmópolis: la costura de dios

En Posmópolis, los viejos, los sabios, tejen y bordan palabras. Entonces, después de un derrumbe o demolición más para de la ciudad, los viejos, los sabios la suturaban, la articulaban. La vida podía continuar entre silencios, alarmas, azoteas con ilusiones donde todo se sostiene. La costura de dios.





Posmópolis, Santísima Posmópolis.

20091207

Demoliciones de Posmópolis: rumbo único

En Posmópolis un taxi nos lleva, sin escalas, del punto de origen (angostura) al lugar donde sucede cada día el fin del mundo (libertad). Ahí presencio el espectáculo que sus fundadores decidieron bautizar como Posmópolis: las palabras despintadas en un montón de paredes a punto de ceder.

20091204

Demoliciones de Posmópolis: lo absoluto

Incluso en el detalle, en ese grano, pixel compartido como alcoba o santuario, encontré lo absoluto: arrinconado, como un aleph. En Posmópolis no hay nada más absoluto que el fin de semana o el final de una fiesta cuando hay que recoger los restos, las señales que sobraron: líquidos, basura, consumo, algo de piel, mucho de ilusiones. Also sprach kamasutra. Y Posmópolis, Santísima Posmópolis.

20091202

Demoliciones de Posmópolis: turismo.

Llegué a Posmópolis con lentes oscuros. La agencia de viajes prometió que mi estancia sería placentera. Me imaginaba en la costanera de Posmópolis acostado, tomando el sol, ingiriendo las típicas bebidas de la región:(...)

Del aeropuerto de la ciudad a la costanera de Posmópolis, tomé el tren ligero. Desde la altura tenía amplitud del panorama en mi camino al sol y al goce de los cuerpos bronceados: dominio postal, fotográfico, icónico: azoteas sin gente, llenas de tinacos, antenas parabólicas, cables en desuso, ropa tendida, jaulas (...) ahí solo flotaban las ilusiones sostenidas en los últimos años. Era un fin de semana prometedor.

Posmópolis, Santísima Posmópolis.