20071026

Las 3275 Maravillas de Posmópolis. El Cementario de Cascos.


[...]


Habían motores para estrellar con la pared y habían corazones para azotar en el suelo.

La línea de amantes en entrenamiento se preparaba para lanzarse desde diez mil metros de altura, no era cuestión de maniacos sino de violencia en el pecho.



Caían

uno a uno

entre nubes

arrasando el viento

quebrando lápices en el camino

despedazando falos para llegar con el amor puro;





un silencio escabroso

todos morían

eso lo sabemos,




y sus cascos eran lanzados al barranco al lado de la zona de aterrizaje

y sus cuerpos se incineraban con alba

y sus manos olían a besos

y Posmópolis

y santísima Posmópolis.